Entre la miopía y las ganas de verte apareces
despiadado
en los vagones del metro en la tienda de la esquina
Eres el incauto que sigo de reojo
a paso lento y dubitativo
que me mira con recelo
y sospecha y me compadece
Yo me compadezco
Soy quien dice adiós con las manos en los bolsillos
la sonrisa retorcida los ojos encendidos
Quien entrega el corazón como inversión a plazo fijo
y se va con la quiebra sin pelear los intereses